En esa misma playa donde de
pequeña algún que otro
fin de semana con buena marea
su tío la llevaba con su ganapán
para coger camarones, esa niña
ya jovencita cuando tú la conociste
en aquellos tiempos de gramola
y diversión en el plaza ya había
pasado lo suyo, pero su carácter
alegre y sus ganas de vivir
no hacían pensar en todo lo que
podía haber pasado en su vida.
Mi en aquel momento novio
al cual tengo que reconocer
que creo en su momento pude
dañar su corazoncito con mi
comportamiento, me hacía feliz
pero cuando las situaciones
te superan muchas veces no eres
capaz de frenarlas y decides
cortar por lo sano, pero eso
ya es agua pasada y mira
que cuarenta años después
el destino le vuelve a poner
en mi camino y renacen unos
sentimientos nuevos fuertes
y hermosos, que son muy difíciles
de cubrir pero de todas maneras
están ahí, y con la edad aprendes
a vivir con ellos de otra manera
pues ahora te llena de felicidad
un gesto bonito hacia ti, una
palabra que se escapa en una
conversación que te llena
el alma y también por qué no,
un sueño de una posible visita
que te llena de felicidad y te hace
volver a sentir sensaciones
maravillosas, el caso es que
a pesar de ser un sueño fue
muy hermoso el momento vivido,
no es el primero y espero que
no sea el último, a saber si así
cómo el destino le puso de nuevo
en mi camino, no vea esos sueños
hechos realidad, de ser así solo
diré que no dejaré de decir todo
lo feliz que me hace, que me
encanta sentirme entre sus
brazos, que disfruto susurrándole
palabras bonitas, que espero
mis besos le hagan sentir igual
que a mí los suyos, y que las
sensaciones que siento al notar
su piel junto a mi piel no sé
como describirlas de lo feliz
que me hacen, todo eso y mucho
más le diré, pero sobre todo
le diré que le quiero y que
de nuevo muchas gracias por
volver a estar en mi vida,
también le diré que quizás fuera
un sueño la visita inesperada,
pero fue un sueño maravilloso
y serán cosas del destino o no
quién sabe, pero lo que si sé
es que te quiero.
Katiuska Francia.